(escrito por Archivo de la Merced)
Creemos que hace falta repasar y repensar el episodio de los Mercedarios de Mayo, y reflexionar sobre él, en un marco que excede totalmente la extensión de este aporte.
Divaguemos un poco.
1. Por qué firmaron.
Es indudable que los mercedarios porteños optaron desde un principio y en su gran mayoría por la causa de la Patria. Pero hilemos más fino, a fin de no encandilarnos.
La “Petición del Pueblo” en que estampan su firma los frailes mercedarios, y que obligó a darle a la junta de gobierno una composición más acorde con los intereses populares, está refrendada por unas cuatrocientas firmas.
De esas firmas, la gran mayoría pertenecen a militares. Sólo 18 son clérigos: el capellán castrense doctor Roque Illescas; luego, el mercedario y capellán militar fray Manuel Antonio Azcorra (que firma entre los pardos, morenos y naturales).
[Roberto H. MARFANY. El Pronunciamiento de Mayo. Ediciones Theoria, Buenos Aires, año 1958, pág. 65].
El resto de los mercedarios, o sea 16, en una hoja aparte.
[José BRUNET. Los Mercedarios en la Argentina y el Convento Grande de San Ramón de Buenos Aires (1535-1965). Separata de la revista ARCHIVUM, de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, tomo XI, 1969, aumentada con cuatro apéndices más y mayor acopio de fotografías. Buenos Aires, 1973, página 55.]
Flota entonces en el aire una duda: ¿por qué sólo fueron mercedarios los religiosos que firmaron la petición, siendo que hubo otros, como los dominicos que apoyaban la causa?
Una de las respuestas que se me ocurren es que los frailes de Nolasco tenían el cuartel en casa. Todo empezó cuando don Santiago de Liniers decidió reconquistar Buenos Aires. Corría el 12 de agosto de 1806. El jefe, instalado con su estado mayor en el atrio de la Merced, ya había quedado sobrepasado por la avalancha popular que se abatía sobre la Recova. Beresford, al mando del regimiento 71 de escoceses, ordenaba la retirada hacia el fuerte. Sin mayor margen de maniobra, claudica sin condiciones. Ese mismo día, Liniers donó a la Virgen de la Merced dos de los estandartes tomados a los ingleses.
[Cfr. Ignacio NÚÑEZ. Noticias Históricas de la República Argentina. Buenos Aires, 1857, pág. 58. Citado por Cayetano BRUNO. La Virgen Generala. Estudio Documental. Ediciones Didascalia, Rosario, 1994, nota 7]
Desde entonces, el Batallón de los Arribeños ocupaban buena parte del convento. Así lo decía don Cornelio Saavedra en un oficio dirigido al Virrey el 22 de octubre de 1807.
«...¿Cómo consienten que el cuartel de los Arribeños subsista en el Convento de la Merced y que sus religiosos carezcan de su refectorio y sufran las incomodidades que son consiguientes a tenerlo de puertas adentro?»
[MARFANY, op. cit., pág. 73 y 74, citando AGN. Varios Cuerpos 1789-1809, signatura IX-28-5-3]
Constituido primeramente bajo el nombre de Batallón de Voluntarios Urbanos y conocido como Batallón de Arribeños, por ser sus integrantes nativos de Córdoba, Catamarca, La Rioja y Tucumán —ciudades de arriba o norteños—, se transformó luego en Regimiento de Arribeños.
Un año después, en junio de 1807, durante las segundas invasiones inglesas, el cuerpo de Arribeños actuó con bravura en el Combate de la Merced, desalojando a los ingleses del regimiento 88 del Convento.
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